Cada año se repite el ritual de conquistar el resquemor de lo tiempos en los que apenas había abundancia, y así, la matanza del cerdo, revive aún pese a que apenas se la entienda.
Hay fotos como esta de Isabel y su marido, ya fallecieron, que nunca se irán de mi vida porque mantuve una conversación tan intensa que no solo quedó este retrato…