Solo la memoria puede albergar hechos insólitos. Este es el caso de Benito, el minero, el agricultor de Serón de quien se tiene constancia de su afalibilidad y de una extraña y fecunda d¡simiente para la alegría. A punto de cumplir los 90 años, aún se tambalea con un chaval por el filo de los balates. Me ha hablado de la mina de Menas y de su irresistible apego a la vida.